Una empresa israelí ha desarrollado patatas modificadas genéticamente que producen caseína, el principal componente de la leche
La caseína es una proteína esencial en la producción de lácteos, ya que aporta elasticidad, fusión y textura a productos como el queso. Normalmente, se obtiene de la leche de vaca, pero la empresa Finally Foods ha logrado cultivarla en patatas mediante ingeniería genética. Este avance se enmarca dentro de la agricultura molecular, una disciplina que modifica plantas para que actúen como fábricas biológicas de proteínas. Esta tecnología no solo ofrece una alternativa más sostenible a la ganadería tradicional, sino que también puede reducir la huella ambiental del sector lácteo.
La startup israelí Finally Foods ha anunciado el desarrollo de las primeras patatas modificadas genéticamente capaces de producir proteína láctea de vaca, un avance que podría transformar la industria de los productos lácteos. La empresa, que forma parte de la incubadora de tecnología alimentaria The Kitchen, del Grupo Strauss, llevará a cabo su primer ensayo de campo el próximo mes en el sur de Israel, cerca de la frontera con Gaza.
Estas patatas han sido diseñadas para producir caseína, la proteína que constituye el 80 % de las proteínas de la leche y que resulta clave en la fabricación de quesos, ya que aporta propiedades de fusión, estiramiento y espumado. Una vez cosechadas, las patatas serán procesadas para extraer la caseína en forma de polvo, lista para su uso en la producción de lácteos sin necesidad de vacas.
Finally Foods, fundada hace apenas un año, se especializa en agricultura molecular, un campo que permite modificar cultivos para que funcionen como biorreactores naturales en la producción de proteínas. Los biorreactores son sistemas que facilitan reacciones bioquímicas controladas, ofreciendo una alternativa más sostenible a la producción ganadera convencional, que genera altas emisiones de gases de efecto invernadero y requiere grandes cantidades de tierra y agua. La empresa apuesta por estas proteínas lácteas de origen vegetal como una solución a los desafíos globales de seguridad alimentaria y cambio climático.
La tecnología detrás de estas patatas ha sido desarrollada con ingeniería genética asistida por inteligencia artificial, gracias a una colaboración con la firma biotecnológica israelí Evogene. A través del análisis de vastas bases de datos genéticas, los investigadores identificaron secuencias de ADN de origen animal que podían integrarse en plantas, permitiendo que las patatas actúen como fábricas biológicas de proteínas. La inteligencia artificial también optimiza el crecimiento de los cultivos y la producción de proteínas, mejorando la eficiencia del proceso.
El equipo de Finally Foods seleccionó las patatas como cultivo base debido a su alto rendimiento, la facilidad de extracción de proteínas y su disponibilidad mundial. A diferencia de las alternativas lácteas basadas en fermentación, que utilizan levaduras, bacterias y hongos pero tienen dificultades para replicar la caseína real, este método permite obtener proteínas idénticas a las de la leche de vaca de manera más rentable y escalable.
Dafna Gabay, directora ejecutiva de Finally Foods, explicó que la elección de la frontera de Gaza para el ensayo de campo no solo se debe a las condiciones favorables para el cultivo, sino también al compromiso de la empresa con el desarrollo de la región. «Junto con nuestros socios, estamos sentando las bases para un futuro sostenible en la producción de proteínas lácteas», afirmó Gabay.
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