La demanda de baterías sigue batiendo récords mientras los precios caen, impulsados por la reducción del costo de los minerales y la mejora en la eficiencia de producción, liderada por China
Las baterías son el corazón de la revolución del transporte eléctrico y el almacenamiento de energía renovable. Su desarrollo ha estado marcado por avances en química de materiales, economías de escala y mejoras en los procesos de fabricación. La transición hacia tecnologías más eficientes, como las baterías de litio-hierro-fosfato (LFP) o las de estado sólido, está redefiniendo el sector. Sin embargo, la concentración de la producción en ciertas regiones, como China, plantea desafíos para la seguridad del suministro y la competitividad de otros mercados.
Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés), la demanda global de baterías superó el teravatio-hora (TWh) en 2024, impulsada en gran parte por un aumento del 25% en las ventas de vehículos eléctricos, que alcanzaron los 17 millones de unidades. Al mismo tiempo, el precio promedio de los paquetes de baterías para coches eléctricos cayó por debajo de los 100 dólares por kilovatio-hora, un umbral clave para competir con los vehículos de combustión interna.
Uno de los factores clave en la reducción de costos ha sido la caída del precio del litio, que ha bajado más de un 85% desde su pico en 2022. Sin embargo, no solo la reducción del costo de los materiales ha favorecido este descenso, sino también los avances en la fabricación. La capacidad de producción global alcanzó los 3 TWh en 2024 y podría triplicarse en los próximos cinco años si se concretan todos los proyectos anunciados.
El sector de las baterías ha pasado de ser un mercado fragmentado y regional a convertirse en una industria global. La competencia ya no se basa solo en la tecnología, sino en la capacidad de escalar la producción, mejorar la eficiencia en la fabricación y comercializar innovaciones con rapidez. Esto ha llevado a un proceso de consolidación, con menos actores dominando el mercado y una creciente presión por diversificar geográficamente las cadenas de suministro.
China domina el mercado, pero la consolidación podría cambiar el panorama
China sigue siendo el principal productor mundial, con más del 75% de las baterías vendidas en 2024 fabricadas en el país. Sus precios cayeron casi un 30% ese año, haciendo que los coches eléctricos en China sean más baratos que los modelos de combustión interna. El dominio chino se explica por cuatro factores principales: su amplia experiencia en fabricación, la integración vertical de su cadena de suministro, la apuesta por baterías LFP más baratas y la feroz competencia interna.
Más del 70% de todas las baterías para vehículos eléctricos en la historia han sido producidas en China, lo que ha permitido el desarrollo de gigantes como CATL y BYD. Estas empresas han optimizado la producción y reducido costos más rápido que sus rivales. Además, el ecosistema chino de baterías abarca desde la extracción de minerales hasta la producción final de vehículos eléctricos, lo que facilita la innovación y el control de costos.
Las baterías LFP, inicialmente consideradas menos eficientes que las de níquel-manganeso-cobalto (NMC), han evolucionado hasta representar casi la mitad del mercado global de vehículos eléctricos, gracias a su menor costo y durabilidad. En paralelo, la competencia entre los casi 100 fabricantes chinos ha forzado una reducción de márgenes para mantener la cuota de mercado.
Sin embargo, la fuerte competencia y los márgenes ajustados podrían ralentizar la caída de precios en el futuro. La reducción del número de fabricantes en China parece inevitable, con algunos actores ganando mayor control sobre el mercado. Aun así, China seguirá siendo el mayor productor mundial a medio plazo.
Europa se enfrenta a un momento decisivo en la producción de baterías
Fuera de China, la industria europea de baterías enfrenta serios desafíos. Los costos de producción en Europa son un 50% más altos que en China, y la falta de una cadena de suministro bien desarrollada y de trabajadores especializados ha frenado el crecimiento del sector. La quiebra de Northvolt, el mayor intento europeo de fabricar baterías a gran escala, ilustra las dificultades de competir con los productores asiáticos.
Para mejorar su competitividad, Europa necesita garantizar una demanda sostenida de baterías, permitiendo a los fabricantes optimizar sus procesos y consolidar un ecosistema industrial fuerte. Las políticas claras que fomenten el crecimiento del mercado y reduzcan el riesgo de inversión serán clave.
Los fabricantes coreanos, que dominaban el 80% del mercado de baterías en Europa en 2022, han visto su cuota reducirse al 60% en 2024 debido a la entrada de baterías LFP chinas. En respuesta, algunas empresas coreanas han comenzado a producir LFP en Europa para competir directamente con China. Además, compañías chinas están expandiendo su presencia en el continente, como lo demuestra la asociación entre Stellantis y CATL para fabricar baterías LFP en Europa.
La carrera global por la producción de baterías
A pesar del dominio chino, otros países están ampliando su capacidad de producción. Corea del Sur y Japón son actores clave en la industria, con inversiones significativas en baterías NMC y fábricas en el extranjero. Corea lidera la producción internacional con 400 GWh de capacidad fuera de su territorio, muy por encima de Japón (60 GWh) y China (30 GWh).
En Estados Unidos, la capacidad de fabricación de baterías se ha duplicado desde 2022, alcanzando los 200 GWh en 2024, gracias a incentivos fiscales. Además, hay 700 GWh adicionales en construcción. Sin embargo, el país aún depende de importaciones para materiales clave como ánodos y cátodos.
En el sudeste asiático y Marruecos, la inversión en baterías está en aumento. Indonesia, que posee la mitad del níquel extraído en el mundo, inauguró sus primeras fábricas de baterías en 2024. Marruecos, con grandes reservas de fosfato y una industria automotriz consolidada, ha atraído más de 15.000 millones de dólares en inversiones para la fabricación de baterías y componentes desde 2022.
Construir una industria de baterías implica concesiones
A pesar de la rápida reducción de costos y la expansión del mercado, la concentración de la producción en China ha generado preocupaciones sobre la seguridad del suministro. Las recientes restricciones de China a la exportación de tecnologías clave para la producción de cátodos y litio han avivado estos temores.
Diversificar la producción globalmente requiere inversiones significativas y tiempo para desarrollar cadenas de suministro locales. La demanda sostenida de baterías es esencial para justificar estas inversiones, y el crecimiento del mercado de vehículos eléctricos seguirá siendo el principal motor.
La automatización, digitalización e innovación en manufactura serán cruciales para mejorar la eficiencia y reducir la brecha de costos con China. Además, las colaboraciones estratégicas con fabricantes establecidos pueden acelerar la transferencia de tecnología y la construcción de una industria de baterías competitiva fuera de Asia.
Por último, la cooperación internacional será clave. Muchos mercados individuales no son lo suficientemente grandes como para justificar inversiones masivas en fabricación de baterías, lo que hace necesario establecer alianzas con países ricos en recursos como Australia, Indonesia y naciones de América del Sur y África.
Según la IEA, el futuro de la industria de las baterías dependerá de la capacidad de los países para equilibrar competitividad, innovación y seguridad en la cadena de suministro. En los próximos meses, la Agencia publicará un informe especial sobre la industria automotriz, incluyendo nuevos análisis sobre la evolución de las cadenas de suministro de baterías.
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