Científicos del Instituto de Ciencias Biológicas de la Academia China de Ciencias (CAS) han logrado un avance significativo en la creación de un material conocido como 'plástico vivo', capaz de autodestruirse y descomponerse en menos de 100 días bajo condiciones de compostaje.
Este descubrimiento podría revolucionar la lucha contra los residuos plásticos, un problema que crece a un ritmo de 52 millones de toneladas al año y se basa en el uso de enzimas naturales que degradan el plástico, las cuales son producidas por bacterias.
El concepto surgió a partir de un hallazgo en 2016, cuando se identificó una bacteria en una planta de reciclaje en Japón capaz de descomponer plástico con proteínas especializadas.
A partir de este descubrimiento, los científicos han identificado más especies bacterianas con enzimas capaces de degradar plástico. Liderados por el biólogo sintético Chenwang Tang, el equipo ha logrado incorporar esporas de bacterias que secretan estas enzimas directamente en la estructura del plástico de policaprolactona (PCL), acelerando la degradación del material una vez que comienza a erosionarse.
El principal reto que enfrentaron fue la inestabilidad de las enzimas, debido a su tamaño y complejidad. Para resolver esto, los investigadores modificaron genéticamente una lipasa de la bacteria Burkholderia cepacia e insertaron este gen en Bacillus subtilis, una bacteria cuyas esporas son resistentes a altas temperaturas y presiones. Cuando el plástico comienza a erosionarse, las esporas se liberan y germinan, liberando enzimas que degradan el PCL casi por completo.
Este material también ha mostrado resistencia en aplicaciones potenciales, como en envases de alimentos, donde se mantuvo estable en refrescos durante 60 días.
El descubrimiento del 'plástico vivo' ofrece una prometedora solución a los residuos plásticos, especialmente en la industria del embalaje.
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